Minería sustentable
Dentro de las actividades que alteran la composición del suelo está la minería, que causa el aumento de daños visibles al suelo mediante la creación de minas a cielo abierto, escombreras, estanques de residuos y otras instalaciones de minas.
El uso de la lombricultura para la biorremediación es una técnica novedosa que ha mostrado que las capacidades de asimilación de metales por vía digestiva es prácticamente independiente del pH del suelo.
La lombriz roja californiana, tiene la capacidad de asimilar elevadas concentraciones de algunos compuestos protóxidos y metales (Cu, Fe, Cd, Pb, Zn, Hg), sin observarse síntomas aparentes de intoxicación a corto plazo.
Estudios recientes han mostrado que con materia orgánica y lombrices rojas, la remoción de Mercurio (Hg) ha sido del 65%, con un aumento significativo de microorganismos.
La Eisenia foetida se emplea para evaluar la eficiencia de los métodos de remediación en suelos contaminados con metales pesados (bioensayos y biomarcadores), mediante alteraciones de supervivencia, crecimiento, reproducción y comportamiento.
Por otro lado, se ha demostrado que el vermicompost estimula el desarrollo de plantas nativas, hasta en 8 veces comparado con un testigo, en zonas donde existió una mina a cielo abierto.
Ejemplos de especies para restaurar minas abandonadas
Las plantas que pueden crecer y desarrollarse en suelos con altas concentraciones de metales pesados pertenecen a una flora especializada, que coloniza suelos originarios de serpentina o ultramáficos ricos en Ni y calamina (mineral que contiene altas concentraciones de Zn y Cd), naturales o contaminados por la actividad antrópica como la actividad minera.
Esas plantas son seleccionadas naturalmente por su alta tolerancia a un determinado metal (hipertolerancia). Se han identificado alrededor de 415 especies de plantas hiperacumuladoras distribuidas en 45 familias botánicas con capacidad para acumular selectivamente alguna sustancia.
Los hiperacumuladores son especies capaces de acumular metales a niveles de 100 veces más que aquellos típicamente medidos en retoños de plantas no acumuladoras comunes.
En la mayoría de los casos no se trata de especies raras, sino de cultivos bien conocidos, tal es el caso del girasol (Heliantus annus) capaz de absorber grandes cantidades de uranio depositado en el suelo y el maíz (Sea mays) con un gran potencial para la acumulación de cadmio y plomo.
Recuperación de los metales pesados
Una vez seleccionada la planta que hará la fitoextracción (captación y acumulación de contaminantes por las raices), el cultivo se cosecha, se seca al aire y se incinera, para que los metales que quedan en las cenizas puedan ser recuperados, siendo este proceso muy rentable.